Dos corrientes tan diferentes como el manierismo y el dadaísmo son capaces de confuir en los carteles de las películas de Almodóvar.
Palabras clave: almodovar, el greco, hans arp, jean arp, cartel, julieta, dolor y gloria
Decir que todas las artes plásticas están presentes en el estilo de Almodóvar es una obviedad. Los lomos de los libros que se leen perfectamente, el mobiliario de las casas (con abundantes ejemplos del grupo Menphis); el vestuario para el que recurre a Karl Lagerfeld, Montesinos o Gaultier… Encontramos en su obra el esfuerzo por crear la obra de arte total por medios diferentes a la ópera o a los directores británicos arty. Este empeño supera el límite propio de las películas y alcanza a sus carteles. El motor publicitario siempre es el director, Almodóvar es un género y un universo muy bien definido así que puede permitirse convertir el cartel (piedra angular de cualquier campaña publicitaria) en pieza que acerque a su mundo la obra de grandes artistas. Ocurrió de un modo evidente en su primera etapa con los diseños de Ceesepe o Iván Zulueta, que aportaban el aura de la movida madrileña. Siguió con diseñadores de su confianza como Juan Gatti, Oscar Mariné y Mariscal. Algunos de sus últimos carteles se inspiran en obras de artistas tan dispares como El Greco y Hans Arp. No es ya la frase tan repetida de que los grandes artistas roban. Todo lo que toca Almodóvar se convierte en almodovariano, aunque no exista la palabra.
En el cartel de la película Julieta, el diseñador Barfutura emplea como imagen una escena del filme, escena que además es deudora de Luis Buñuel con el cambio repentino de actriz que interpreta a la protagonista femenina. Se repiten los colores intensos, propios de su cine y antes de él, propios de muchas comedias románticas de los años cincuenta. Lo más sorprendente es que la disposición de las actrices y el juego con la toalla nos remite a El Greco, en concreto a su cuadro Santa Verónica (1580, óleo sobre lienzo, Museo de Santa Cruz, Toledo).
El cartel de Dolor y gloria nuevamente se debe a Juan Gatti y presenta la vida del protagonista repartida en recortes irregulares y desordenados. En este caso, la obra plástica que inspira el diseño es Collage con rectángulos dispuestos según las leyes del azar (1917), de Hans Arp, el mejor ejemplo de la reivindicación que el dadaísmo hizo de lo fortuito y las coincidencias inesperadas. Almodóvar aprovecha esta composición para manifestar el desorden inicial de la vida de su trasunto; el desarrollo de la historia descubrirá los vínculos íntimos que los encajan, imprescindibles para lograr el sosiego y el orden interior con el que afrontar la última etapa de su vida.