GOYA Y LAS SERENDIPIAS primera parte

Perro semihundido , Francisco de Goya y Lucientes. Pintura al fresco. 131’5 x 79’3 cms. Pintado entre 1819 y 1823. Museo del Prado.

   La palabra serendipia proviene del inglés serendipity. La RAE la ha traducido como hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual. En otros lugares aparece como accidente feliz, definición que pone de manifiesto la paradoja que transmite y que se ajusta mucho mejor al espíritu de este artículo.

    Pudiera ser que alguien me malinterprete y piense que persigo afearle a Francisco de Goya y Lucientes su lugar en la historia del arte. Por eso, voy a enumerar sus logros:

. Es uno de los mejores retratistas de la historia por su profundidad psicológica.

. Su pincelada bebe del estilo de Velázquez y apuntala la influencia de la pintura española en el Impresionismo.

. Tanto la colección de grabados Los caprichos como Los disparates adelantan el Surrealismo.

. Es romántico antes de que exista el Romanticismo: en su obra lo irracional y la violencia extrema se dan antes que en la obra de Gericault.

. Es el primer artista antibelicista de la historia con Los desastres de la guerra y Los fusilamientos del tres de mayo.

. Inventa la pintura expresionista con frescos tales como Saturno devorando a su hijo, Aquelarre o La romería de San Isidro. Según sus propias palabras, la realidad española sólo se puede representar con una visión distorsionada de la realidad. Esta frase aparece, casi igual,un siglo después en la obra Luces de Bohemia.

. Crea una estética fatalista de España que continuarán artistas como Solana, Andrés Rábago El Roto o Valle Inclán.

   Por si todo esto no fuera suficiente, Goya alcanzó la genialidad dos veces más después de muerto. Su última residencia en Madrid fue una casa de campo (si siguiera existiendo actualmente estaría dentro del casco urbano) llamada La quinta del sordo por su anterior propietario. La decoró con pinturas al fresco (pinturas realizadas sobre la pared, previa aplicación de una capa aislante), que actualmente son conocidas como “Las pinturas negras”.

   Una de las tradiciones españolas más firmes consiste en despreciar el legado de las personas con talento. La quinta del sordo la adquirió el barón francés Émile d’Erlanger con la intención de vender los frescos en la Exposición Universal de París celebrada en 1878. Para ello, Salvador Martínez Cubells separó las pinturas de la pared y las trasladó a lienzo de forma catastrófica.

   Conocemos la magnitud del destrozo por las fotografías que J. Laurent hizo de los frescos en su ubicación original. En el caso de “Perro semihundido”, encontramos la silueta de un risco al fondo y dos pajaritos revoloteando, que son observados atentamente por un perro, aparentemente escondido. Este conjunto probablemente recreaba algún recuerdo de su infancia.

   El paso de la pared al lienzo supuso la desaparición del risco y los pájaros, con lo que el perro pasa a mirar el vacío. Al desaparecer el contexto, el escondite se convierte en una línea de horizonte que ahoga al animal.

El único elemento figurativo que sobrevivió al traspaso fue la cabeza del perro; a ojo calculo que la cabeza ocupa el dos por ciento de la superficie de la obra.

   De este modo, una estampa campestre como es un perro agazapado presto a cazar dos pájaros que juegan ensimismados, por culpa de una mala praxis, se convierte en precedente del arte abstracto, paradigma de la angustia existencial y referente de numerosos artistas y eruditos. Sorprendente pero cierto.