GOYA Y LAS SERENDIPIAS (II)

Duelo a garrotazos , Francisco de Goya y Lucientes. Pintura al fresco trasladada a lienzo. 123 x 266  cms. Pintado entre 1819 y 1823. Museo del Prado.

   El caso de “Duelo a garrotazos” no desmerece del “Perro semihundido”. En este caso los desperfectos afectan sobre todo a la parte inferior de la composición.

   Nuevamente la escena remite a su infancia y juventud en Fuendetodos (Zaragoza): dirimir los pleitos a garrotazos sólo estaba permitido en el antiguo reino de Aragón. Para que la imagen sea más poderosa, el artista se propone eliminar o esconder aquellos elementos del asunto que no aportan información o dramatismo. En este caso son las piernas de los contendientes, si desaparecen la obra se vuelve más intensa. Para ello, el artista los sitúa en un campo cubierto de hierba alta. También la línea de horizonte tan baja aumenta el dramatismo.

   El paso de la pared al lienzo elimina la hierba, por lo que el espectador deduce que tienen los pies metidos en la tierra. Esta confusión le da a la obra un fatalismo inexorable que multiplica la gravedad inicial de la obra.

    El arte es un espacio donde se pueden apreciar las contradicciones de nuestra vida con cierto distanciamiento. De acuerdo que el resultado de “Perro semihundido” y “Duelo a garrotazos” traiciona las intenciones de uno de los más grandes genios del arte. Pero si se piensa fríamente, el desaguisado suma conclusiones de muy diferente tenor y propias del siglo XX:

. La importancia del azar en la creación artística, algo que reivindicaron los dadaístas a partir de la primera guerra mundial.

. La máxima de Mies van der Rohe dedicada a la arquitectura “menos es más” también se cumple en la pintura. Los desperfectos eliminan información y hacen más sugerente la obra.

. La suerte de que te malinterpreten, como Duchamp le confesaba en una carta a Gerhard Richter..

Imágenes extraídas de WIKIPEDIA